Cuidar el

cuerpo

cuidar la

tierra

La tierra no es solo un contenedor de los cuerpos. Cuerpo y tierra crean una relación que implica el nutrirse y el cuidarse. Cuando un cuerpo es sepultado ahí, en su descomposición nutre a la tierra, y la tierra, a su vez, guarda ese cuerpo hasta ser encontrado.

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Un árbol como

testigo

Lucy López Castruita,
mamá de Irma
Busca en Torreón, Coahuila

Fuimos al desierto a buscar, la primera y segunda vez no encontramos. Buscamos y buscamos y buscamos. Me imaginaba como un animal buscando a su cachorro, hurgábamos en la tierra con las uñas, no encontrábamos nada. Hasta la tercera, la tercera encontramos a una chica entera, pero una parte de su cuerpo ya estaba comida por los pájaros. Creemos que eran los pájaros porque si fueran animales salvajes ya se la habrían comido toda, pero fueron los pájaros.

Los pájaros empiezan por los ojos, los labios, la lengua. Los pájaros primero se comen el cráneo. Esa impresión fue my fuerte, la encontramos un 14 de febrero, el día que celebramos el amor y la amistad. Luego supimos que ella llevaba un mes desaparecida, que era de un rancho de por ahí.

Poco a poco me han ido dando testimonios de lo que pasaba en este desierto. Traían camionetas con la gente, las metían en tambos, las quemaban… La ropa quedaba esparcida por el desierto y los zapatos quedaban deformados por el sol.

Los pájaros empiezan por los ojos, los labios, la lengua. Los pájaros primero se comen el cráneo. Esa impresión fue my fuerte, la encontramos un 14 de febrero, el día que celebramos el amor y la amistad. Luego supimos que ella llevaba un mes desaparecida, que era de un rancho de por ahí.

Poco a poco me han ido dando testimonios de lo que pasaba en este desierto. Traían camionetas con la gente, las metían en tambos, las quemaban… La ropa quedaba esparcida por el desierto y los zapatos quedaban deformados por el sol.

Cuando ando en el desierto me paro y me da mucha tristeza, me paro a ver y me pregunto «¿Por qué? ¿Cómo se les ocurrió hacer tanta barbaridad en esta tierra tan bonita? ¿Y fueron testigos quién? ¿El sol? ¿El puro cielo? ¿Quién fue testigo? ¿Nada más el airecito? ¿Los pajaritos que se escuchan fueron testigos de todo esto?». 

¿Quién no me dice que mi hija esta aquí entre estos huesos? Cuando estamos aquí en el desierto y terminamos de buscar, me siento debajo de un mezquite, de un huache, a llorar. Le digo «tú fuiste testigo de quienes estuvieron aquí, tú viste a quién mataron, ¡dime!». Quiero hacer que hablen. Yo quisiera que los árboles hablaran, hasta los abrazo y los estrujo y les digo «ustedes saben quiénes son, ustedes saben quiénes estuvieron aquí sufriendo». 

Una raíz abraza a un

cuerpo

KARLA GUERRERO
Busca a su esposo Herón, desaparecido en Veracruz

Desde el momento en que vas subiendo la vereda, te imaginas cómo fue que los llevaron a esos lugares, y cuando empiezas a escarbar, te vas haciendo una idea de cómo los ejecutan, cómo caen, te puedes imaginar detalles sin fin.

Eso es parte de ser buscadores. Imaginártelo. Por muy doloroso que sea para nosotros, imaginarte con todo el dolor cómo fue su muerte. Cómo los subieron…  En el momento en que estoy frente a la fosa empiezo a imaginar, ¿cómo lo hicieron? En el momento en que veo el campo y los árboles, las piedras, las características, me ayuda mucho imaginármelo: a ver, llegaron, si yo fuera ellos llegaría por aquí, aquí hay sombra… eso me ayuda mucho para discriminar el área, pero no puedes seguirte imaginando a ese grado porque te dañas, te dañas más.

Eso es parte de ser buscadores. Imaginártelo. Por muy doloroso que sea para nosotros, imaginarte con todo el dolor cómo fue su muerte. Cómo los subieron… 

En el momento en que estoy frente a la fosa empiezo a imaginar, ¿cómo lo hicieron? En el momento en que veo el campo y los árboles, las piedras, las características, me ayuda mucho imaginármelo: a ver, llegaron, si yo fuera ellos llegaría por aquí, aquí hay sombra… eso me ayuda mucho para discriminar el área, pero no puedes seguirte imaginando a ese grado porque te dañas, te dañas mas.

Desde el momento en que vas subiendo la vereda, te imaginas cómo fue que los llevaron a esos lugares, y cuando empiezas a escarbar, te vas haciendo una idea de cómo los ejecutan, cómo caen, te puedes imaginar detalles sin fin.

Eso es parte de ser buscadores. Imaginártelo. Por muy doloroso que sea para nosotros, imaginarte con todo el dolor cómo fue su muerte. Cómo los subieron…  En el momento en que estoy frente a la fosa empiezo a imaginar, ¿cómo lo hicieron? En el momento en que veo el campo y los árboles, las piedras, las características, me ayuda mucho imaginármelo: a ver, llegaron, si yo fuera ellos llegaría por aquí, aquí hay sombra… eso me ayuda mucho para discriminar el área, pero no puedes seguirte imaginando a ese grado porque te dañas, te dañas mas.

Cada cuerpo lo encontramos diferente, cada fosa tiene su particularidad, pero una me sorprendió: el cuerpo estaba envuelto en raíces. Simón, un buscador de Guerrero, dice que somos abono para la tierra. Y la tierra adoptó al cuerpo. Yo sentía que la tierra se aferraba al cuerpo porque no nos dejaba sacarlo. A los antropólogos forenses les costó mucho trabajo sacar al cuerpo. Fue como si la tierra lo estuviera abrazando con sus raíces.

En mi mente yo decía «ya déjate sacar, tu familia te busca, dales la oportunidad de tener la tranquilidad. Nos está costando mucho trabajo sacarte, échanos una mano». Yo siento que eso siempre ayuda. 

Manos que cuidan

la tierra

Rocío Hernández Romero
busca a su hermano Felipe, desaparecido en Coahuila

Mi hermano desapareció. Éramos solo dos hermanos. Si yo tenía un problema, él me ayudaba. Siempre me decía: «Estás bien loca»; era su forma de decirme que no me cansaba, que no me rendía.

Cuando empezamos a buscarle, empezamos de cero, no sabíamos remotamente nada de una búsqueda. Yo consideraba que ya no podía aprender nada nuevo. Me había casado y, al enfocarme tanto en el hogar para ser una buena esposa y una buena madre, me olvidé de que podía seguir estudiando. No te voy a decir que estoy estudiando una carrera, pero estudio libros que son de antropología, cadenas de custodia, cosas de esas, porque se volvieron parte de mi vida cotidiana. 

Las primeras búsquedas no fueron tan difíciles porque estoy dispuesta a andar en el monte, con el cansancio. Vengo de una familia de campo, que siempre ha subido cerros. Me gusta mucho subir a un cerro, disfruto ese olor a hierbas, me remonta a mi niñez. Mis compañeros sufren mucho, pero a mí me encanta. A mí me gusta el cerro, encuentro chuzos, esas flechas de los antiguos indígenas, porque desde niña mis familiares me enseñaron a identificarlos. 

Cuando empezamos a buscarle, empezamos de cero, no sabíamos remotamente nada de una búsqueda. Yo consideraba que ya no podía aprender nada nuevo. Me había casado y, al enfocarme tanto en el hogar para ser una buena esposa y una buena madre, me olvidé de que podía seguir estudiando. No te voy a decir que estoy estudiando una carrera, pero estudio libros que son de antropología, cadenas de custodia, cosas de esas, porque se volvieron parte de mi vida cotidiana. 

Las primeras búsquedas no fueron tan difíciles porque estoy dispuesta a andar en el monte, con el cansancio. Vengo de una familia de campo, que siempre ha subido cerros. Me gusta mucho subir a un cerro, disfruto ese olor a hierbas, me remonta a mi niñez. Mis compañeros sufren mucho, pero a mí me encanta. A mí me gusta el cerro, encuentro chuzos, esas flechas de los antiguos indígenas, porque desde niña mis familiares me enseñaron a identificarlos. 

Cuando nosotros llegamos al desierto, los árboles más grandes eran unos mezquites de unos cincuenta centímetros, no había dónde resguardarse y había muy poca vegetación.

Como en las películas del viejo oeste, como el viento que mueve las plantas rodadoras, con esa soledad, ese frío que se siente o se ve en esa película, así es más o menos el pueblo de Patrocinio. 

Cuando nosotros llegamos al desierto, los árboles más grandes eran unos mezquites de unos cincuenta centímetros, no había dónde resguardarse y había muy poca vegetación.

Como en las películas del viejo oeste, como el viento que mueve las plantas rodadoras, con esa soledad, ese frío que se siente o se ve en esa película, así es más o menos el pueblo de Patrocinio. 

Patrocinio ha cambiado mucho en las últimas veces que hemos ido. Ya empieza a haber árboles más crecidos, vegetación que en el momento estaba destruida. Yo creo que esto pasó porque cuando estaban los grupos criminales que secuestraban personas, usaban sustancias como gasolina y diésel para quemar los cuerpos y esas sustancias se quedaban en la tierra, eso mismo hizo que el subsuelo resintiera un poco todo, se dañara. Y desde que llegamos nosotras a buscar, la delincuencia ya no viene, y los campesinos, los pastores que antes venían aquí, ya pudieron regresar a pastar con sus animales y a trabajar la tierra. 

También con el tiempo, el subsuelo va sanando y nosotros al sacar todo lo que no pertenece ahí, brota lo que una vez fue. Vuelve a florecer.