En el estado de Sinaloa, familias de desaparecidos buscan los cuerpos de sus hijos en sembradíos, pantanos, playas y panteones. Cuerpos a quien poder dar nombre y devolver a su hogar.
María Isabel Cruz Bernal es activista, defensora de los derechos humanos y líder comunitaria representando a las madres de los desaparecidos en Culiacán, México, desde la desaparición de su hijo en 2017.
La pobreza ha dado lugar al tráfico y la explotación de miles de personas. Mientras que muchas desaparecen, otras son vendidas por sus familias.
La naturaleza que enfrentamos cuando se trata de desapariciones es una que se encuentra en todas partes, independiente del lugar, espacio o tiempo. Es la naturaleza humana.
Si pensamos en la multitud de maneras en que la humanidad se ha desarrollado, tenemos muchos logros: la tecnología, la medicina, la ingeniería, el entretenimiento. Sin embargo, parecería que queda un área en que no hemos avanzado. A pesar de nuestros muchos esfuerzos para erradicarla, la esclavitud sigue en marcha.
Algunos seres humanos explotan a otros para su propio beneficio. La naturaleza humana no ha cambiado en ese respecto: la avaricia, la lujuria y el poder siguen siendo las características que la impulsan.
En Rumanía, hemos perdido a decenas de miles de personas al sueño de alcanzar una mejor vida en algún lugar de Europa Occidental o más allá. Ya sea por un trabajo demasiado bueno para ser verdad, un amante convertido en explotador o una familia tan agobiada por la deuda que acepta cambiar su libertad financiera por uno de sus hijos, el resultado final es igual: personas desaparecen en la explotación.
Toda tragedia, como la explotación y el abuso, suele volverse mundana porque la llegamos a normalizar. En el fondo, pensamos que le va a pasar a otra persona.
¿Qué queda de esas personas? Las madres todavía miran por la ventana a ver si sus niños pequeños, quienes ahora deberían andar por los 30 años, aparecen. Escuelas vacías que antes estaban llenas de la risa de los niños ahora solo muestran vidrios rotos y guardan libros olvidados en sus cajones.
Sigue siendo uno de los misterios más grandes: ¿cómo pueden ser las personas que desaparecen tan visibles todavía?
Bucarest, Rumanía. Miles de personas han desaparecido en el país a causa de la trata de personas y la explotación sexual.
Ioana Bauer trabaja en la prevención de y lucha contra la trata de personas y la explotación sexual en Rumanía. Ha trabajado directamente con sobrevivientes y defensores para identificar y apoyar mejor a las víctimas.
Cargar un hueso es como cargar a un bebé recién nacido, por delicado… pedacitos que no sabes si son parte de alguien a quien tú buscas. Un bebé recién nacido que no sabes quién es, así, estos huesitos aún pueden tener un ADN, te pueden dar identidad para saber quién es… tan frágil, tan frágil, que lo único que puedes hacer es agarrarlo con delicadeza, para ser identificado y que tenga nombre. Porque un bebé igual, no tiene identidad, se va creando con lo que tú le vas mostrando. Un bebé es vida y conforme la vida va creando su identidad propia.
¿Qué es el cuerpo entre los brazos? ¿Qué se gesta cuando acunamos el cuerpo de un hijo?
El cuerpo de un esposo,
de un hermano,
de un padre,
de una hija,
de una amiga.
¿Qué elegimos cuando ya sin vida y, sin embargo, ese cuerpo entre los brazos?
«Nos da mucho gusto cuando encontramos, cuando vemos que puede haber un cuerpo, nos da mucha alegría, mucha alegría… pero conforme vamos abriendo la fosa, cuando vamos encontrando el cuerpo, es ahí cuando se nos termina la fuerza, se nos termina la alegría porque ver de la manera en la que están… unos tienen las manos esposadas, las manos atadas con cables, con mecate, una niña de 16 años atada envuelta en una cobija, envuelta en una lona y la lona atada con cables, traía sus cositas de oro, una cadenita, sus tenis, era una niña (…)
